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Salón de última espera Terminal 2 Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México - Space











Space fue seleccionado entre varias firmas de arquitectura para diseñar el nuevo salón de última espera de una reconocida marca de servicios financieros y tarjetas de crédito y de servicios.

El proyecto se ubica en la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
El reto del proyecto no era sencillo, el cliente buscaba un diseño que conjuntara muchas cosas a la vez, principalmente se deseaba generar un espacio multiusos que representara una imagen contemporánea y cosmopolita de la marca.
En resumen, era diseñar una nueva experiencia en un mundo globalizado en donde las marcas y productos se encuentran en una carrera desenfrenada por lograr posicionarse en las mentes de los clientes y usar a los espacios construidos como extensión natural de la marca era un reto complicado pero indispensable.
Para este proyecto se utilizó un equipo especializado en Branding, quienes en conjunto con los arquitectos generaron una metodología hibrida resultado de mezclar Branding y arquitectura.
Los conceptos de diseño surgieron como consecuencia de una búsqueda de la definición de "la promesa emocional" de la marca, es decir, el proyecto se realizó alrededor de la idea de diseñar un conjunto de emociones que bien trabajadas desarrollarían como consecuencia una experiencia de marca.
La experiencia para ser contundente tenia que ser una experiencia sensorial, una práctica que incluyera a todos los sentidos y detonara emociones.

La importancia de las emociones
A principios de este siglo como parte del desarrollo de una nueva ciencia, el neuromarketing en Inglaterra comienza a utilizar resonancias magnéticas para definir que motiva a los consumidores en su toma de decisiones.
Estos estudios tuvieron diversos resultados reveladores pero una en especial ha generado una nueva forma de entender la arquitectura.
La forma que tiene el cerebro de codificar la mayor parte de la información que recibe es traduciéndola a emociones, es así como le da valor a las cosas, las buenas marcas se conectan emocionalmente con sus usuarios a través de experiencias y la gran mayoría de las prácticas se llevan a cabo en espacios construidos.
La arquitectura para ser trascendente entonces tendrá que definirse a partir de la búsqueda de emociones que se logren conectar con sus usuarios.
En el caso del salón de última espera, al mismo tiempo que se trabajó en la definición emocional del espacio, se trabajó en aspectos básicamente funcionales, la gran mayoría de la gente que utiliza estos espacios los aprovecha para trabajar antes de subir a un avión.
Las soluciones emocionales tenían también que ser muy prácticas y resolver las distintas necesidades y formas de trabajo de los usuarios.
Es así como este espacio tiene algunas salas de juntas, áreas de reunión informal con separaciones virtuales, red inalámbrica y áreas de soporte.
Aunados a estos espacios para trabajar, el salón de última espera posee también áreas de esparcimiento y distracción, como son salones para juego de domino o cartas, un pequeño salón de masajes y un salón de belleza/peluquería.
En general este espacio es sin lugar a dudas una probada de lo que muchos espacios de oficinas serán en un futuro no muy lejano, espacios que representarán adecuadamente a sus respectivas marcas y que serán suficientemente flexibles para apoyar prácticamente cualquier forma de trabajo y de reunión.
El proyecto fue desarrollado con una metodología generada por Space en la que todos los proyectos buscan ser diseñados de forma sustentable.
El espacio consume alrededor del 50% de la energía que comúnmente consumirían espacios similares, mediante aperturas en el plafón que permiten el paso de luz natural.
El diseño maximiza el uso de luz de día en los interiores, adicionalmente generando sensaciones sumamente agradables y naturales.
Los materiales utilizados en el proyecto tienen alto contenido reciclado y en su mayoría son rápidamente renovables.

http://www.spacemex.com/

De Otro Tiempo® presenta su línea de amoblamientos realizados con chapas reconstituidas.



De Otro Tiempo® presenta su línea de amoblamientos realizados con chapas reconstituidas.

Este material otorga la calidez de la madera pero conservando el acento minimalista y moderno que caracterizan a la marca.
La veta acentuada de las chapas otorga acabados originales y sofisticados que se presentan en diferentes tonos y lustres: Ebano, Ebano liso, Ebano macasar, Zebrano, Teka y Wengue rayado, entre otros.
La empresa ofrece también su ya conocida línea de lacas, melaminas, termoformados y maderas con diferentes tipos de lustre.
Los amoblamientos son diseñados en relación a las necesidades del cliente y al espacio disponible para su realización, buscando siempre que la cocina sea un lugar práctico y funcional.

Diseño cocina Placeres
Se trata de un mueble de líneas simples, despojado y moderno, realizado en chapa reconstituida Ebano liso.
La veta acentúa la idea de horizontalidad y líneas continuas, acompañada por los tiradores de apertura.
La isla se continúa en un sector abierto, sin espacio de guardado bajo mesada, ya que no sólo funciona como sector de apoyo sino también como desayunador o mesa de comer.

Diseño cocina Sabores
Realizada en madera Zebrano, las funciones de ésta cocina se resuelven en una única barra que fusiona los sectores de cocción, trabajo, lavado y guardado.
La materialidad le otorga originalidad y permite que, a pesar de su tamaño, el mueble no pase desapercibido. Una buena opción para espacios reducidos o cocinas angostas.

Edificio EEUU (vivienda multifamiliar en Ciudad de Bs. As.) - María Victoria Besonías, Luciano Kruk arqs.













El lugar
Teníamos que construir un edificio de departamentos en un típico lote de 8.66m de ancho en Boedo, una zona que sin perder aún las características de barrio, viene modificando su fisonomía como consecuencia de la densificación urbana producida en estos últimos años en importantes sectores de la ciudad.

La particularidad del terreno en el que debíamos intervenir es que su fondo es colindante con un patio urbano, con abundante arbolado, donde funciona una escuela de fútbol y una pequeña plaza.

Las vistas a este pulmón verde coinciden con la mejor orientación: el norte.

La propuesta
Pensamos que, a la espera de las transformaciones que se producirán en el corto o mediano plazo en el sector, el edificio debía ser una pieza carente de adjetivaciones, suficientemente neutra desde lo formal como para convivir con lo que hoy está y lo puede acompañarlo en un futuro.

Con una voluntad concentrada en su expresión constructiva y en su proceso productivo.

Por esa razón nos pareció apropiado proponer un edificio cuya fachada no presentara acentos ni articulaciones y que, de ser posible, se resolviera con un único material.

Nos propusimos también seguir experimentando con el hormigón a la vista como lo venimos haciendo en las casas de veraneo en Mar Azul o en casas de uso permanente en el Gran Buenos Aires.

Lo hicimos así porque evaluamos que ese sistema estético constructivo con las adaptaciones necesarias nos resolvía tanto el tema de un material dominante de fácil asimilación a diferentes entornos, como el acortamiento de los tiempos de construcción, el bajo mantenimiento futuro y un costo dentro del standard.

La adaptación fundamental fue dejar el hormigón visto exclusivamente para resolver las fachadas, el núcleo vertical y una serie de tabiques internos que cumplen la doble función de ser divisores de ambientes y estructura resistente.

Para las dos medianeras parecía lógico seguir pensando en una solución tradicional de columnas de hormigón ocultas en doble muro de mampostería.

Quisimos también, como en la Casa de Hormigón, resolver las fachadas como un fuelle entre el espacio público y el privado, con una serie de tabiques verticales que varían su posición de piso en piso y permiten resolver las aberturas en cada ambiente de todo el ancho y la altura disponible.

Las vistas hacia el interior de las unidades que dan a la calle están protegidas por dichos elementos y las que dan al pulmón verde permiten percibir a medida que el usuario se desplaza dentro del departamento encuadres siempre cambiantes de ese paisaje.

Otro de los propósitos que perseguimos fue que la planta baja estuviera libre de funciones, de manera de ofrecer al espacio público, aire, luz y vistas al jardín posterior, y que por otro lado no hubiera unidades habitacionales perjudicadas por su contacto con la cota pública.

Por último nos preocupamos por que cada departamento contara con la mayor flexibilidad de uso posible y lo dotamos de una expansión generosa y a la vez protegida por los tabiques que organizan las fachadas.

La organización funcional
Es un edificio de planta baja libre, con 5 pisos tipo de cuatro unidades monoambientes cada uno y un sexto donde se desarrolla una terraza y ambientes de uso común, además de una unidad habitacional de un dormitorio.

Por el palier con vistas a la ciudad e iluminación natural se accede, en la planta tipo, a cuatro unidades espejadas: dos hacia el frente, que se aparean por los baños y una cocina, y dos hacia el contrafrente en idéntica situación.

Los tabiques de hormigón visto que definen dichos espacios de servicio tienen, como ya dijimos, una función estructural y también delimitan esos ambientes "fuelle" que otorgan mayor intimidad sonora a los espacios principales de cada unidad habitacional.

La creación de los dos pequeños patios en el centro de la planta obedece al propósito de brindarles a todas las unidades ventilación cruzada e iluminación adicional en el sector mas profundo de la planta.


La solución constructiva
El sistema estructural que resuelve la planta tipo con apoyos en el centro de la misma, requirió de un espacio de transición para poder tener una planta baja libre con apoyos sólo en las medianeras.

El mismo fue resuelto mediante vigas que reciben las cargas del sistema de tabiques centrales de la planta tipo y las trasladan a los ejes medianeros.

Este sistema de vigas se cierra arriba y abajo con losas que permiten también el desvío de las montantes de las instalaciones hacia los bordes sin requerir de un cielorraso armado que introduzca otro material.

Los muros medianeros fueron revocados y pintados con látex blanco en el interior y con un revoque plástico en el exterior.

Los pisos son de paños de alisado de cemento divididos por planchuelas de aluminio.
El encuentro entre muros y el suelo se resolvió con un perfil rehundido de aluminio a manera de zócalo.
Las aberturas son de aluminio anodizado color bronce oscuro.
El sistema de calefacción y refrigeración está resuelto con equipos split individuales.

De Mar azul a Boedo
Fue muy interesante como experiencia para nuestro estudio trabajar sobre la adaptación de un sistema estético constructivo originado para intervenir en un ambiente y un programa específico: casas de veraneo en un bosque marítimo, a un tema y un entorno tan diferente.
Asumíamos el desafío de que el lenguaje que venimos desarrollando en las casas no pudiera soportar el pasaje de escala, los cambios de programa y su ubicación en el tejido urbano.
El resultado obtenido nos confirma que un sistema de estrategias de abordaje de proyectos y de soluciones estético constructivas planteados a priori como cuerpo de ideas, no limita las posibilidades de resolución de los diferentes problemas que puedan presentarse si la experimentación con cada nuevo encargo sabe pasar por el tamiz que presenta la propia circunstancia.

Showroom FUA – BROISSINarchitects









Proyecto: Showroom FUA


Autor: BROISSINarchitects

Gerardo Broissin

Equipo de Diseño: María Teresa de la Torre Gorráez, Verónica Rebollar García

Localización: Ciudad de México, México

Contratista: BROISSINarchitects

Fecha: 2006

Premios: Primer lugar Muestra Internacional de Interiorismo Contemporáneo-Bienal 2006

Mobiliario: Arte Línea

Fotografía: Paul Czitrom

Este proyecto es el Showroom para FUA, compañía que fabrica y vende persianas. Está ubicado en la zona de Polanco, en la Ciudad de México, en el CAD (Centro de Arquitectura y Diseño).

En este proyecto, el espacio interior se materializó como un elemento escultural; un cuerpo curvilíneo continuo que representa la fluidez y el movimiento del proyecto. La forma envuelve y provee los espacios requeridos, con el fin de satisfacer las necesidades del programa arquitectónico: Exhibidor, atención al público, área para almacenar catálogos y un área de espera.

Un envolvente ligero y rectangular fabricado de cristal determina los límites de la exhibición; este elemento sirve como el primer contacto visual entre el visitante y la exhibición.

El espacio interior lo forman tres cuerpos móviles que contienen y exhiben el producto; el movimiento de los exhibidores hace posibles distintas configuraciones de espacio, creando distintos acomodos y circulaciones, dependiendo de las necesidades de la exhibición. Se tomó la decisión de incluir la iluminación dentro de estos cuerpos móviles con el fin de crear cierta atmósfera sin importa la posición de éstos. Muebles de soporte, imágenes gráficas y luz directa enfatiza cada espacio del programa.

Casa en Pilar – BAK Arquitectos












Proyecto: Casa en Pilar


Arquitecto: BAK Arquitectos

María Victoria Besonías, Luciano Kruk.

Colaborador: Sebastián Indri

Localización: Country Club en Pilar, Buenos Aires, Argentina

Superficie del terreno: 600 m2

Superficie construida: 142 m2

Año de construcción: 2006

Fotografía: Cora Surraco y Alfredo Herms

Los comitentes
Unos amigos, a los que hace varios años les habíamos proyectado una casa de fin de semana en Parque Leloir (Ituzaingó), nos consultaron para decidir la compra de un lote en un Country Club en Pilar con el objeto de hacer una obra con el mismo destino.

El lugar
El sitio de referencia no es nuevo y los años le han sumado el valor de una espléndida forestación, razón por la cual coincidimos con estos amigos en que la elección del lugar era muy acertada. Entre los lotes que recorrimos les recomendamos uno con una hilera de coníferas sobre el frente, una zona próxima con varios árboles frutales (donde por razones reglamentarias lamentablemente debería ubicarse la casa), dos añosos cedros azules cerca de los ejes medianeros, aproximadamente en el medio del lote y una pileta de natación bien ubicada. – La orientación del lote es con el fondo al NO de manera que los cedros cubren gran parte del sol de la tarde y las coníferas al SE no arrojan sombra sobre la casa, el lote es estupendo- les dijimos.

El encargo
-Yo quisiera transportar la casa de Parque Leloir al nuevo terreno – dijo nuestra amiga – me sigue gustando muchísimo – agregó mientras entre ambos nos mostraban algunos elementos que les parecían interesantes de las casas del country: techos inclinados, ventanas enmarcadas en revoques diferenciados de los muros que las contienen, barandas de madera en cruz, etc. Nosotros les sugerimos – déjennos proponerles algo nuevo como lo hicimos hace unos años – . Así comenzaron las “clases de arquitectura para clientes”, tarea docente adicional a las propias de un encargo, que siempre intentamos llevar a cabo, porque aunque demanda mucha energía, el resultado nos permite vivir nuestra profesión con alegría y los clientes se muestran agradecidos de haberlos conducido por un camino al que no tenían acceso.

El programa
Escueto, ya que conocemos su forma de vida, simplemente acotaron que necesitaban tres dormitorios, un generoso lugar de estar con chimenea, un comedor integrado, una pequeña cocina independiente y una galería cubierta que incluyera la parrilla. Todo en planta baja de ser posible. Los requerimientos estético- constructivos luego de varias “clases en el estudio y en la calle” fueron mas o menos así – no queremos hormigón a la vista, preferimos una terminación mas tradicional, nos gustan los grandes ventanales que nos relacionen con el exterior, quisiéramos algún techo inclinado por donde entre la luz desde arriba-. Respecto del presupuesto deberíamos trabajar con valores standard y la construcción podría rondar los 140 m2.

La propuesta
Les sugerimos en principio una adecuación mínima del programa: que el tercer dormitorio pudiera ser integrable al sector de estar comedor ya que dicho uso iba a ser requerido solo ocasionalmente. Y respecto de los condicionantes de forma, les pedimos que nos dejaran presentarle alguna variante al techo inclinado que por supuesto no renunciara al los requerimientos de entrada de luz.

Siempre encaramos cada nuevo encargo como una oportunidad de investigación en el campo teórico- práctico de la arquitectura, para esta circunstancia (cliente, lugar, programa, presupuesto) nos pareció oportuno seguir profundizando sobre el tema de la inclusión de pequeños patios dentro de la planta como lo habíamos hecho en una obra anterior. Fue muy interesante el resultado obtenido en aquella oportunidad porque los patios se suman a los locales contiguos otorgándole una sensación de mayor amplitud, una atmósfera cambiante por los efectos de la luz entrando a través de ellos y una vista del paisaje circundante desde los más variados ángulos de la planta.

La organización funcional
El volumen simple resuelve las funciones alrededor del pequeño patio y solo quedan reservados a la mirada del que accede a la vivienda los dormitorios y sus baños. La cocina se insinúa sin llegar a mostrarse y la galería está incorporada como un ambiente más de la planta. Se accede a la casa a través de un socavado del prisma por una puerta de toda la altura disponible disimulada en un paño de madera de quebracho.

La construcción
Los muros exteriores se terminaron con revestimiento para frente color arena. Los tabiques interiores de ladrillos huecos revocados y pintados con latex blanco. El cielorraso es de yeso aplicado pintado color arena. Los pisos son de madera en los dormitorios y en las zonas de estar y comedor, de cerámica esmaltada en cocina, galería, patio y acceso. Los baños están revestidos en mármol travertino con algunos detalles de venecita de cerámica. Las aberturas son de aluminio anodinado color bronce oscuro con vidrios con cámara de aire. La calefacción es por piso radiante. Los muebles de cocina son laqueados color blanco.

Vivienda 4 en La Finca (Somosaguas, Madrid, España) - A-cero














La idea inicial de este proyecto es integrar la vivienda en el entorno natural de la zona residencial en la que se encuentra, orientándola a las fantásticas vistas de los lagos y de las extensiones arbóreas que se extienden por las zonas comunes de la urbanización.


El proyecto evoluciona ligado a estos condicionantes con un juego de dos volúmenes rotundos, de forma rectangular, maclados formando un esquema muy sencillo.

De esta forma, se resuelve la edificación con unos acabados limpios, materiales selectos y calidades exclusivas.
Los porches y las pérgolas, elementos tan volumétricos como la vivienda dan personalidad a la fachada.
La cubierta como tal desaparece convirtiéndose en una azotea plana como expresión de la evolución del proceso creativo.
La pureza de formas se traslada al esquema constructivo, a los materiales y al entorno impulsando la unión entre la edificación y el contexto donde se ubica.

La vivienda, de 800m2 de superficie, se desarrolla en una altura.

El acceso principal se adapta a un terreno de pendiente media.

En el interior se localizan las siguientes estancias: vestíbulo, sala de estar, comedor, cocina, office, despensa, un aseo de cortesía, siete dormitorios (con sus respectivos baños, dos vestidores y una terraza.

Se ha optado por una decoración en tonos cobres y marrones que aportan elegancia y sobriedad a las estancias más sociales, como el salón o el comedor.

Además, se han diseñado originales líneas blancas que recorren la sala de estar aportando un aire moderno y sofisticado a la zona.

En la parte posterior, a través de grandes ventanales, se halla salón que se abre al jardín, la piscina y al paisaje natural que ofrece la urbanización.

Se rodea de un paisajismo realizado con intervenciones atractivas compuestas por lagos, aves y una gran extensión arbórea.

En el exterior los caminos peatonales y la zona ajardinada central incorporan una vegetación de carácter autóctono, resistente al clima de la zona.

Los vallados de cada parcela y los árboles y arbustos plantados a lo largo de los mismos, delimitan perfectamente el tránsito entre la propiedad privada y la comunitaria.

Los problemas en una escasa documentacion de proyecto

Uno de los principales problemas que tienen las ejecuciones de las obras de arquitectura, que se realizan últimamente, es la ausencia de una documentación correcta y completa de parte del autor del proyecto. Si bien parecería que esta situación es sólo culpa de uno de los actores, cada uno de ellos tiene su parte de responsabilidad:



A - El proyectista
Los Profesionales se ven obligados percibir cada vez menores honorarios a causa de una despiadada competencia desleal que adolece de no tener el mismo parámetro de comparación entre lo que ofrece un profesional y otro, y por lo tanto sus trabajos difieren, ya que los estudios y análisis llegarán hasta donde han calculado sus costos, dejando para la etapa de obra, la documentación faltante. Por ello es común encontrar en los pliegos de licitaciones, que finalmente la responsabilidad de los detalles constructivos y demás estudios, es una obligación de la empresa constructora, condición que muchas veces es difícil de cumplir por la velocidad de la obra, con lo cual el profesional intenta desligarse de la responsabilidad de diseñar y estudiar la obra hasta el mínimo detalle, y de esta forma, comienza una batalla donde el profesional trata de demostrar que el constructor es un ser conflictivo y culpable de todas las fallas que suelen aparecer en el desarrollo de la obra y el constructor en su intento de desligarse también de los problemas que van surgiendo esgrime la misma estrategia, para justificar todos los motivos que lo llevan a pedir adicionales, cuando la única verdad es la ausencia de una documentación clara y completa, que debiera haber sido parte del pliego licitatorio, para que el empresario hubiera podido realizar un estudio económico correcto que luego no fuera motivo de una serie de reclamos por un análisis equivocado.

B - El comitente
En su exigencia por lograr los menores gastos posibles intenta pagar los menores honorarios posibles, creyendo que el gasto de esta etapa no es tan necesario, cuando precisamente es todo lo contrario, pues de la exactitud del estudio y de los planos saldrá el presupuesto más justo, ya que el empresario no tendrá dudas y por lo tanto no incluirá costos por posibles imprevistos. Esta exigencia de obtener menores erogaciones, el Comitente la tendrá para que el monto de la obra también sea el menor posible, sin darse cuenta que comienza a poner en riesgo el verdadero fin que es una obra de calidad y tiempo.

C - El constructor
Muchas veces, a pesar de contar con una documentación escasa, casi sin información (existen planos donde sólo existe gráfica, pero nada de información), termina presupuestando algo que de por sí, a sabiendas conoce que tendrá montones de sorpresas e imprevistos y que con ellos podrá resarcirse de los bajos costos con que tomó la obra. Sucitándose luego una serie de conflictos con el Comitente que no quiere pagar, y que sostiene que para eso contrató un profesional y que si se equivocó u omitió información debiera hacerse cargo de sus errores, sin conocer ciertamente que el primer error que se cometió es exigir tanto en lograr los menores honorarios posibles que ha puesto en riesgo la concreción de la obra.

Lamentablemente esto sucede porque nadie conoce claramente en qué consiste un proyecto con una documentación de obra completa o casi completa, ni siquiera lo expresa claramente nuestro bendito Decreto Ley 7887/55, el cual dice:
"Art. 46° - Se entiende por PROYECTO el conjunto de elementos gráficos y escritos que definen con precisión el carácter y finalidad de la obra y permiten ejecutarla bajo la Dirección de un profesional. Comprende:

1. Planos Generales (¿?), a escala conveniente (¿cuál es una escala conveniente, 1:100, 1:200, 1:2000...?), de plantas, elevaciones principales y cortes, acotados y señalados con los símbolos convencionales, de modo que puedan ser tomados como básicos para la ejecución de los planos de estructuras y de instalaciones.

2. Planos de construcciones y de detalles (¿cuántos, cuáles, qué escala...?).

3. Planos de instalaciones y de estructuras con sus especificaciones y planillas correspondientes (¿cuáles, cuántas...?).

4. Presupuesto, pliego de condiciones, llamado a licitación y estudio de propuestas (¿cuál es la oferta más conveniente?).

Resulta sumamente difícil con estas especificaciones poder saber ciertamente cual es la documentación necesaria para ejecutar la obra y más bien queda librado a la responsabilidad del profesional, a su ética y honestidad en cumplir con el cometido. Además deja totalmente desprotegido al Comitente que no sabe absolutamente nada del tema, pero que comienza a comprender cuando los errores se suceden uno detrás de otro, y las discusiones por trabajos adicionales van en aumento.

Sería bueno saber como fallaron jueces que hayan intervenido en conflictos de este tipo, para conocer qué interpretaron por proyecto y documentación, porque con los elementos existentes la subjetividad debe haber sido importante.

Los Colegios y Consejos Profesionales de Arquitectura debieran discutir esta cuestión y emitir un documento que realmente indique cual es el parámetro de comparación que no sólo servirá para el Comitente, sino también para los profesionales que en muchos casos creen que en 4 ó 5 planos han cumplido su tarea.

Además, aclarar este tema será importante para saber cuál es el costo de un proyecto y poderlo justificar ante el cliente que muchas veces cree que abusamos en nuestras pretensiones económicas.

Por arq. Roberto J. Rimoldi

El jefe de Obra


Una de las equivocaciones que se vienen produciendo consecuentemente en las obras, es hacer del JEFE DE OBRA un hombre orquesta, dándole la función técnica, administrativa y política, cuando la realidad dice que lo primordial es lo técnico, pues funcionando correctamente este aspecto, el resto viene por añadidura.
Es tanta la papelería que se maneja vía la burocracia de las empresas y los comitentes públicos, que el responsable técnico (arquitecto o ingeniero) pierde capacidad de asumir el rol al que fue convocado, dando como resultado que en definitiva no cumple ninguna función en forma correcta, de ahí que sea visible que los JEFE DE OBRAS son permanentemente cambiados por no responder a las "expectativas de las empresas".

Sabido es que hay empresas que para ganar una obra cotizan valores por debajo de los presupuestos oficiales, generando la duda en los funcionarios públicos o privados, si el presupuesto oficial estaba mal calculado, o bien la empresa está realizando una especulación técnico-económica con la que posteriormente logrará recuperar lo perdido en su oferta de licitación, realizando entonces todo tipo de artimaña para poder sacar adicionales, bajar la calidad de los materiales de obra, efectuar trabajos distintos a los previstos con otros parámetros técnicos distintos, con lo cual debido a las fallas del pliego (que siempre las hay) abusará y recuperará con "su socio del silencio", (el funcionario de turno), todo su balance negativo original.

Este infierno de precios mal calculados (a sabiendas del empresario), originará una carrera contra los subcontratistas que se verán presionados a tomar obras por valores también despreciables, pero con la complicidad de quien le da el trabajo, de reconocerle aquellas mejoras que aquel logre. Situación que en muchos caso lleva a la quiebra de estos microempresarios que por consiguiente dejan un tendal de deudores tanto de materiales o salarios difíciles de cobrar.

Este leonino y perverso sistema, impera libre de culpa y cargo por las consabidas liviandades de los que controlan, y de los que dictan justicia, sumado a ello las necesidades de las elecciones próximas que todo perdonan con tal que el candidato pueda mostrar algo, aunque esto mañana sea un desastre, pues seguramente ya no estará y será otro el que deberá cargar con la mochila de problemas. Entonces aquí mi pregunta: ¿sólo el político es culpable de la mala administración o los empresarios no tienen también esta cuota de responsabilidad?

Pero volvamos a la figura del JEFE DE OBRA. En los últimos años cuando explotó la construcción luego de casi 30 años de inoperancia total, ninguna obra de las que se realizaron contaban con no menos de 2 técnicos profesionales de 1ra. categoría, precisamente porque las grandes empresas no querían que la obra sucumbiera en la papelería absurda en las que a veces se envolvían, logrando de esa manera repartir las cargas del trabajo, inclusive en las obras conformadas por empresas en Unión Transitoria.

Además, ninguno de los dos responsables confeccionaba el certificado de obra, solamente daban sus mediciones de acuerdo a su conocimiento, pero el verdadero certificador pertenecía a la Dirección de Obra que tampoco era el Director de Obra, sino un profesional dedicado a esa responsabilidad. Esto tenía dos lecturas, la primera quitar la presión sobre los ejecutores de la obra de la semana de certificación perdiendo de esta manera el control y el desarrollo de la obra, la segunda evitar acuerdos poco transparentes entre ambas partes (jefatura de obra y Dirección de obra en perjuicio del comitente).

Cuando los tiempos de obra tomaron relevancia por los altísimos costos fijos, aparecieron los Gerenciadores de Obra, cuyo único cometido era controlar el desarrollo día a día del avance de obra, realizar los diferentes ajustes entre contratos y la coordinación de los mismos, midiendo permanentemente las desviaciones económicas que iban surgiendo y dando cuenta de esto a los Bancos que financiaban y a los Inversores o Comitentes. Tal era el control, que la curva que se realizaba en la firma del contrato no podía ni caer ni subir por encima del 10% de la curva fijada para que no se les aplicara la multa por inmovilidad de capital en el caso de caída de curva, o por superarla y tener que salir a buscar financiación el Inversor para pagar más de lo que había previsto. Esto se denomino, "flujo de caja" y fue la dominante de los años 90 y con ella se realizaron la mayor cantidad de metros cuadrados de obra de la historia argentina.

Pero lamentablemente, como suele suceder en esta Argentina bamboleante, lo que era bueno, eficiente y lógico fue desarmado.

Y volvimos a creer que sólo una persona puede resolver todo, sin equivocarse a pesar de la complejidad que pueda tener la obra, y la eficiencia sólo comienza a medirse por un único factor, el económico, cuando la realidad más elemental dice que cuando se produce correctamente, la rentabilidad es su consecuencia.

No es poniendo el caballo detrás del carro como se avanza, sino todo lo contrario. Si volvieramos a pensar un poco, nos daríamos cuenta que la eficiencia no pasa sólo por tener menor cantidad de personal, sino tener el justo, pero que cada uno realice su trabajo con la mayor responsabilidad, y esto comienza por la cabeza. Tal cual como dice ese viejo proverbio "el pescado se pudre por la cabeza", y creo que algo de esto nos está volviendo a pasar.

Por arq. Roberto J. Rimoldi

Los Arq. y los honorarios profesionales

Dentro de los múltiples temas que se tratan en la carrera de Arquitectura, uno de los más importantes es el de los honorarios. Algo que parece muy simple, pero que muchas veces resulta complicado a la hora de poner en práctica.



El honorario es un derecho del profesional. El artículo 1627 del Código Civil consagra el derecho al cobro de honorarios, de aquel que pretende ganarse la vida con su arte o profesión. Las distintas normas arancelarias profesionales explican muchos mecanismos de fijación de aranceles mínimos por tarea profesional exigida. Y entonces todo parece tan claro como un cuaderno nuevo y prolijo antes de comenzar las clases.

No mucho tiempo después, pueden surgir problemas.

Por empezar, el cliente común puede verse confundido cuando tratamos de explicar cómo se descompone un honorario profesional. Poco le importa si se subdivide en croquis preliminares, anteproyecto, proyecto, dirección, etc. Tampoco le da importancia a la diferencia entre honorario profesional y utilidad o beneficio empresario, ya que toma estos conceptos como gastos propios de la obra, y no le interesa demasiado cuál es el destino del dinero que paga, siempre que estos gastos estén generados por la naturaleza de los trabajos.

En segundo lugar, en la mayoría de los casos, cuando el profesional toma a su cargo el proyecto, dirección y construcción de una obra, acostumbra exigir del cliente una paga por su labor. En esa paga -que puede ser un monto fijo sobre el valor de obra, o bien un porcentual- no se distingue qué parte corresponde al honorario profesional. Por lo tanto, el honorario queda subsumido en una cifra global, que muchas veces el profesional trata de no exponer demasiado públicamente.

Muchas veces el cliente medio requiere la presencia del arquitecto cuando acaba de adquirir un terreno y no sabe qué hacer en él, y gracias a ese intercambio surgirá un croquis preliminar que permitirá dar forma a los deseos del cliente.

Pero tras la etapa de proyecto, cuando se comienzan a elevar los primeros tramos de muro, el profesional comienza a ser prescindible. Ya está todo dibujado ("usted pretende cobrar por unos dibujos") y la obra está en marcha ("usted pretende que le pague por mirar como trabajan los obreros"), así que, más de una mente de poco vuelo piensa: ¿Para qué seguir con el arquitecto si la obra puedo dirigirla yo?

A esta altura resulta harto repetitivo seguir quejándonos de muchos clientes, que seguramente no cuestionan los honorarios de los médicos (por ejemplo) pero que deslegitiman el honorario del arquitecto. No es conveniente explayarnos sobre las actitudes e intenciones -manifiestas y ocultas- de muchos comitentes. Por ello, vamos a detenernos en el caso concreto del (para algunos) discutible derecho del arquitecto a vivir de su trabajo.

El cliente promedio no posee una idea clara del rol profesional. En el imaginario colectivo, el arquitecto es una especie de "intérprete gráfico" de las ideas del cliente, que plasma "su gusto" en forma de dibujos, para posteriormente "hacer trámites" en los organismos estatales que permitan el inicio de la obra. Entonces, muchos clientes desconocen las responsabilidades profesionales, pues cree que el arquitecto sólo está para dibujar y que se le paga en tanto no pretenda cobrar más de lo que cree que vale.

No se analiza que esa satisfacción de los deseos del cliente ocupa un tiempo muy valioso de nuestra vida, en el cual ponemos todo nuestro bagaje de conocimientos técnicos, justificaciones científicas y la propia experiencia profesional.

Lo cierto es, en cambio, que en la línea más pequeña de un croquis preliminar, estamos dando forma a un plan de necesidades y también aplicando principios básicos de restricciones al dominio -tanto legales como administrativas-, analizando diversas reglamentaciones sobre la construcción que condicionan todo lo que proyectamos, considerando los fondos que dispone el comitente para hacer frente a la obra.

No son simples dibujos. Y allí es donde la carrera universitaria debiera impulsar el tema del honorario profesional como un tema transversal en la Facultad.

Debemos admitir que en general los estudiantes siempre han realizado diseños para un inexistente comitente ideal. Y los honorarios, sus fundamentos y sus tablas arancelarias pasan a ser un punto singular de una asignatura que debe aprobarse en un examen, sólo como una instancia administrativa que resulta indispensable para obtener el título profesional.

Pero no sirve explicar un mecanismo arancelario de aplicación del honorario si el arquitecto no está plenamente convencido de exigirlo del comitente.

No sirve estudiar cada una de las tareas profesionales -principales o accesorias-, si en una primera reunión con el cliente éste se retira de nuestro estudio dando por hecho que vamos a trabajar gratis (sin tener ni siquiera asegurada la adjudicación del proyecto y sus etapas), porque en ningún momento nosotros mismos hemos dejado en claro que nuestra tarea lleva un costo. Y más allá de las posturas pro-arancelistas o anti-arancelistas del honorario (que sin duda darían lugar a un congreso), se trata de dejar claro que NUESTRA TAREA PROFESIONAL POSEE UN COSTO PARA QUIEN LA REQUIERE, y que es un monto al que tenemos derecho.

En síntesis, debemos tener en cuenta que:

- Los honorarios son la retribución por nuestro trabajo, para el que hemos sido formados en una carrera profesional.
- Los honorarios profesionales de los arquitectos no sólo deben ser un tema de estudio, sino una cuestión de superior interés en el ámbito universitario y terciario. Dentro de la currícula académica plantearse cómo dialogar con el cliente o comitente, de modo que se dejen en claro los roles de cada uno y el alcance de cada rol. Estos no deberían ser esfuerzos aislados, sino que las casas de estudio deberían adoptar una política común para su defensa.
- El rol profesional debe ser difundido, no sólo para diferenciarnos de carreras con incumbencias que se superponen con las nuestras, sino para crear en la sociedad un real concepto de la función del arquitecto, colaborando para que el cliente potencial sepa cuánto podemos hacer profesionalmente por él.
- Que en la relación cliente-arquitecto, se establezca la noción de "necesidad-respuesta". Si un potencial cliente se acerca a un arquitecto para requerir de sus servicios, es porque el primero tiene una necesidad y el arquitecto puede resolverla. Esa respuesta profesional es lo que genera el derecho al cobro de honorarios.
- El arquitecto debe utilizar la primera aproximación con el potencial comitente para dejar en claro el costo que puede insumir su labor. Y si el cliente no lo consulta, el profesional debe aclarar el punto para no generar posteriores equívocos y situaciones molestas.

Indudablemente el camino es largo, pero nuestro medio de vida depende de comenzar a revertir una concepción equivocada sobre nuestro rol profesional, y el derecho a recibir una compensación por su ejercicio.

por Arq. Claudio F. Torres
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